UNA RELACIÓN PERSONAL


     



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Cuando un Proyecto entra en el Estudio, sigue un proceso normalizado. No es porque sí. Está definido de tal forma que la relación con el cliente toma dos vertientes que nos permiten descubrir más allá de lo que dicen unas líneas sobre un plano: la vertiente racional y la emocional.

Proceso normalizado, pero, también flexible. Sigue unos pasos en los que la comunicación con el cliente es la piedra angular y que podemos describir así:

Entrevista con el cliente para conocer tanto su programa de necesidades como el potencial de su espacio, surgen de esta las bases necesarias para comenzar a trabajar en el Anteproyecto: consiste este en una serie de planos y dibujos que reflejen las ideas base a desarrollar y un presupuesto proforma del trabajo a realizar.

Nos reunimos de nuevo, cambiamos impresiones, le damos vueltas y realizamos las modificaciones necesarias. Aquí ya hacemos una valoración real y la discutimos de nuevo.

Bien, ya tenemos las ideas, el Proyecto y el Presupuesto. Nos queda llevarlo a la práctica, aquí comienza el Proyecto de Ejecución que puede ser de forma absolutamente flexible: desde la contratación y coordinación de gremios para la ejecución de la obra con todos sus acabados, la búsqueda y elección del mobiliario, hasta todos los detalles finales de Decoración como cortinas, alfombras, objetos, cuadros, lencería de hogar….

Es decir, desde el primer suspiro del Proyecto hasta la entrega Llave en Mano.